Escribe Aldo Vela

El artista plástico Armando Williams presenta Camuflaje, muestra individual dedicada a la naturaleza y su epidermis.

Hay en el trabajo de Armando Williams una relación inquebrantable con la naturaleza. Para todo aquel que detenga sus pasos frente a su obra, ajeno a todo preámbulo y cualquier disquisición, queda la certeza de una apuesta que va mas allá de los trazos y las formas, pues involucra elementos nativos y viscerales, lo epicúreo y lo instintivo, la furia y su envoltura. Dice el artista, mientras revisa Marea baja, Los ojos de la cerradura- algunas de las piezas que formaran parte de su muestra Camuflaje-, que de lo que se trata es del sujeto y su entorno, del que se disfraza y se convierte en la inmensidad, del mimetismo y la totalidad. Hay pues mucho del disfraz y algo del engaño, síntesis de la vida misma, la supervivencia a flor de piel. Aunque se le pregunte por los diseños militaristas de algunos de sus lienzos, el artista señala que su intención es hurgar en el referente original y no en la confrontación que anima a las especies vivas. El principio de todo fin, en medio del follaje, la bruma y la espesura. Armando dice que convoca elementos de transición. Y tiene razón, persisten las líneas, los trazos displicentes, alegóricos que compusieron su anterior etapa, y que ahora se envuelven de otros contornos y abordan otros espacios. Están las líneas y también la sinuosidad de las plantas, del musgo perpetuo de la jungla. Persisten también las capas y el tramado, la configuración de la superficie. Destacan notoriamente las composiciones del otorongo y la tortuga , pigmento y diseño dispuesto en medio de la figuración y la abstracción. Figuras que desde el lienzo o la serigrafía, mantienen la expresión de la naturaleza, la cubierta de lo salvaje.

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Revista Somos, 10 de Julio de 2004